viernes, 14 de noviembre de 2014


TRATAMIENTO DEL HÍGADO GRASO CON MEDICINA NATURAL

La enfermedad de hígado graso no alcohólico se ha vuelto tan común que ahora casi uno de cada cinco adultos sufre de la condición- y muchos de ellos ni siquiera saben que existe esa enfermedad, por no hablar de las consecuencias nefastas que puede acarrear.
Afortunadamente, el tratamiento natural del hígado graso a través de cambios en la dieta, cambios de estilo de vida y ciertos suplementos es la terapia de primera línea. Si la enfermedad se detecta a tiempo se puede revertir completamente.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una condición en la que se acumulan depósitos de grasa en el hígado. Se produce cuando el hígado tiene problemas para descomponer las grasas, haciendo que éstas se acumulen en el tejido hepático. Con el tiempo, esta acumulación de grasa hará que todo el hígado se agrande y las células del hígado podrían terminar siendo reemplazadas por tejido cicatricial, una afección llamada cirrosis del hígado. Con esta condición, el hígado no puede funcionar correctamente y esto puede desencadenar una insuficiencia hepática, incluso, cáncer de hígado. Por lo tanto, lo más importante es saber si se sufre de "hígado graso" y si es así, comenzar de inmediato con un tratamiento adecuado.
En un estudio, publicado el 27 de mayo 2013, en el American Journal of Epidemiology, se encontró que las personas con diabetes y obesidad son las más propensas a sufrir de hígado graso no alcohólico. La enfermedad también es más común en los hombres que en las mujeres.

La diabetes, alteraciones del colesterol y la obesidad también es común con el hígado graso

Los investigadores encontraron que las personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico tenían más probabilidades de también sufrir de diabetes y obesidad. El hígado graso también es más común en personas con niveles anormales de colesterol o resistencia a la insulina, aunque no padezcan de diabetes. La resistencia a la insulina se refiere a la condición en la cual las células del cuerpo no responden adecuadamente a la hormona que regula el azúcar en la sangre, haciendo que el páncreas tenga que producir más insulina en un intento de conseguir que el cuerpo responda. A menudo es un signo de diabetes a futuro.

Los signos y síntomas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico

Cuando el exceso de grasa se ​​acumula en el hígado, se deteriora la capacidad del hígado para eliminar toxinas y colesterol de la sangre y para llevar a cabo otras funciones metabólicas importantes, a una velocidad normal y saludable. Los síntomas pueden no estar presentes al principio, pero con el tiempo, síntomas como fatiga, debilidad, náuseas, dificultad para concentrarse, dolor en el centro o la parte superior derecha del abdomen y la decoloración (en el caso de pieles oscuras), generalmente en el cuello o la axila, comienzan a hacer su aparición.

Enfoque natural

El tratamiento del hígado graso con medicina natural, cambios en la dieta y en el estilo de vida, pueden detener o revertir la enfermedad. Sin embargo, si la grasa se ​​sigue acumulando, con el tiempo, la inflamación, la cicatrización y cirrosis se pueden desarrollar, provocando que el hígado pierda toda su capacidad para funcionar. Esto puede causar retención de líquido, pérdida de masa muscular, hemorragias internas e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).

Disminución de azúcar, especialmente fructosa.

Estudios clínicos muestran que la disminución de la ingesta de azúcar, especialmente la que se encuentra en forma de jarabe de maíz de alta fructosa, es imperativo para el tratamiento del hígado graso. El reducir los carbohidratos refinados y procesados, por ejemplo, los alimentos hechos con harina de trigo blanca, es también extremadamente útil. En general, se ha encontrado que las personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico, como regla general, tienen deficiencias nutricionales a pesar de que comen grandes cantidades y disfrutan de demasiadas calorías. Además, el hígado graso necesita una cantidad extra de antioxidantes y nutrientes anti-inflamatorios (encontrados en buenas cantidades en alimentos vegetales) para combatir el daño excesivo que ocurre a las células del hígado. Por esta razón, comer más frutas y verduras, que son los alimentos más ricos en antioxidantes y fitonutrientes que combaten la inflamación, es fundamental.

Extracto de Cardo mariano (Silybum marianum)

Ciertos suplementos también se han estudiado y se ha determinado que son eficacez para el tratamiento del hígado graso. El extracto de cardo mariano contiene un compuesto medicinal conocido como silimarina, bien conocido por su capacidad para ayudar a sanar el hígado. Se ha determinado que la silimarina puede proteger el hígado de los radicales libres, lo que aumenta la concentración de los antioxidantes más potentes del cuerpo: glutatión y superóxido dismutasa. También estimula la síntesis de proteínas, lo que resulta en la regeneración de las células del hígado y promueve la formación de nuevo tejido hepático. Es importante utilizar un extracto de cardo mariano estandarizado que contenga 80% de silimarina y tomar por lo menos 175 mg dos veces al día.

Vitamina E

Otro complemento natural, eficaz para el tratamiento del hígado graso, es la vitamina E. En un ensayo clínico a gran escala publicado en el New England Journal of Medicine, pacientes con la condición de hígado graso, tratados con suplementos de vitamina E, demostraron una mejoría significativa tanto en la acumulación de grasa en el hígado, la inflamación y agrandamiento del hígado. Como resultado, un número importante de pacientes obtuvieron resolución de su enfermedad. Los participantes tomaron 800 UI por día de vitamina E en forma de alfa-tocoferol.

Nobiletina

La Nobiletina es un compuesto de los aceites esenciales extraídos de las cáscaras de los cítricos. Es un gran tratamiento para el hígado graso, ya que ayuda a prevenir la acumulación de grasa al mismo tiempo que previene la resistencia a la insulina (pre-diabetes y diabetes).

Estilo de Vida


El objetivo inicial debe estar orientado a la modificación de hábitos y de estilo de vida. La pérdida gradual de peso produce disminución del tejido adiposo, lo cual a su vez mejora la sensibilidad a la insulina. El ejercicio también mejora la insulino-resistencia, por lo que se recomiendan, por lo menos, 30 minutos de ejercicio aeróbico de 3 a 5 veces por semana.

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